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  • Ester

Dónde dormir en Colombia - Nuestros alojamientos


Colombia es un país intenso y disfrutón. Es su gente, es alegría y color, es paisajes que te dejarán sin palabras. Si ya tenéis a punto los preparativos de viaje y la ruta por Colombia, ahora solo falta decidir dónde dormir. Hoy os traemos la lista de los alojamientos de nuestro viaje, para ayudaros a la hora de elegir zona y lugar de la manera más rápida.

Colombia tiene una amplia oferta de alojamientos para todos los gustos y bolsillos. Podréis dormir desde hoteles de lujo a hamacas. A nosotros nos gusta reservar los hoteles antes de empezar el viaje, porque no nos gusta llegar y tener que buscar dónde dormir, eso sí, reservamos hoteles con cancelación gratuita por si hacemos cambios sobre la marcha en la ruta.

Siempre buscamos, en la medida de lo posible, habitación doble con baño privado. Si te apetece compartir habitación o baño verás que los precios se reducen considerablemente. Para los que vivís más al límite y os gusta reservar el alojamiento a vuestra llegada, creemos que no tendréis muchos problemas, conocimos muchos viajeros a lo largo del viaje que reservaban al llegar al lugar.

Antes de reservar nos gusta leer las opiniones de otros viajeros, para acertar con el alojamiento. Y en la mayoría de los casos nos funciona!

Si vais a viajar a Providencia o al Chocó os recomendamos que los reservéis lo antes posible ya que los precios suelen ser altos, debido a que no hay tanta oferta.

Los alojamientos en Colombia nos han sorprendido para bien. El personal de los alojamientos ha sido muy amable con nosotros y dispuestos a ayudarnos en todo momento. De hecho, como veréis, algunos de los alojamientos os los recomendamos por sus anfitriones y no tanto por el alojamiento en sí.

NUESTROS ALOJAMIENTOS EN COLOMBIA

El Barrio de Poblado es el barrio más seguro para alojarte en Medellín. Es un barrio residencial bien comunicado con el centro y donde encontrarás mucha oferta gastronómica y de ocio.

Nosotros nos alojamos en el Cocoa Hostel. Un hostel de ambiente joven donde se respira un buen rollo increíble. Se trata de una casita en pleno barrio con espacios comunes, muy bien cuidados y con una terraza que es el epicentro de la vida de los viajeros.

Nosotros nos alojamos en una habitación doble privada, con baño compartido. Y al tener cocina aprovechamos alguna noche para prepararnos la cena y cenar con la compañía de otros viajeros. También tiene habitaciones compartidas y el precio es más económico que otros alojamientos de la zona. Ver más del hotel aquí.

Este es uno de esos alojamientos especiales que siempre recordaremos. El Arca se encuentra en un rincón privilegiado de Bahía Solano, rodeado de selva y con vistas al Pacífico. Teníamos la playa cada día para nosotros solos, es un auténtico paraíso sin explotar.

Dormimos en una cabaña preciosa con cocina y salón. Un lugar lleno de paz y rodeado de naturaleza. Dormimos cada noche con el sonido del mar y de la selva, y desde la cama veíamos el amanecer sobre el mar, un espectáculo! Era mucho mejor que estar en casa.

Tuvimos las suerte de comer allí, y la comida fue excelente.

Además compartimos nuestros días allí con los dueños, Claudia y Ricardo, que nos ayudaron a organizar y descubrir lo mejor de Bahía Solano; desde visitar cascadas a avistar ballenas. Estar con ellos hizo que conociéramos más sobre el país y su historia más reciente, y fue muy enriquecedor para nosotros la experiencia.

Os hablaremos más de este alojamiento y de esta zona en un post más detallado, pero queréis el contacto de la dueña no dudéis en pedírnoslo.

Nuquí es una población detenida en el tiempo. Calles sin asfaltar que acaban en playas salvajes, la gente te saluda al pasar y son pocos los viajeros que llegan hasta allí, eso hace que siga siendo muy auténtico.

Es un lugar con pocas infraestructuras y donde te puedes alojar en verdaderos paraísos perdidos en la playa a los que solo se puede llegar en lancha, pero no son económicos y los desplazamientos al ser por mar y no haber mucha demanda son caros. Por este motivo nosotros decidimos quedarnos en Nuquí pueblo, ya que los precios eran mucho más económicos y nos quedaba mucho viaje por delante. Y aprovechamos durante el día para descubrir los paraísos que esconde esta región.

En Nuquí dormimos en el Hostal Arena Azul. Es un hostal a unos 10 minutos del centro de Nuquí a pocos pasos del mar. Muy básico y no muy bonito, más bien un poco cutre, para que nos vamos a engañar, pero su dueña Berta es un amor. A mi me hizo llorar contándome historias de su vida y de la vida del país, y nos ayudó a descubrir lo mejor de Nuquí con lancheros de su confianza. Ver más del hotel aquí.

Aunque encontraréis el alojamiento en booking nosotros lo encontramos con un precio más bajo en Airbnb, así que os dejamos un descuento de 25€ para vuestra primera reserva.

Salento es el destino más famoso del Eje Cafetero y la entrada al Valle del Cocora, uno de los paisajes más sorprendentes de Colombia. El pueblo es precioso, y está lleno de color y rinconcitos con encanto, pero es de los más turísticos del país y el centro por las tardes está llenísimo de gente.

Lo que escriba a continuación no será objetivo, porque estoy enamorada de esta finca y de nuestros días allí…pero me veo en la obligación de deciros que tenéis que ir a conocer este lugar! Ha sido uno de los alojamientos que más me gustó del todo el viaje!

La Cabaña Ecohotel se encuentra a las afueras de Salento, en un finca rodeada de verde, vacas y caballos. El lugar donde descubrimos lo que es la hospitalidad junto a Héctor y su familia. Nos hicieron sentir tan bien que la primera noche decidimos que nos quedábamos un día más de lo previsto.

El entorno de la finca es precioso y en el interior aunque reformado y súper confortable conserva elementos originales de la casa. Además tienes la opción de aprender las funciones del granjero, organizan excursiones a caballo y os darán muchas recomendaciones para disfrutar de la zona.

Es un remanso de paz a 5 minutos de Salento y a 10 minutos del Valle del Cocora. También disponen de otra hacienda frente al río.

Es un lugar que os recomendamos muchísimo y del que os hablaremos más detalladamente en breve.

Ir al Eje Cafetero y no visitar una hacienda cafetera es como estar en París y no ver la Torre Eiffel. Así que os recomendamos mucho esta actividad y si tenéis la oportunidad intentad alojaros en una finca cafetera. Y tomar un café a nuestra salud!

Al tener varios días para descubrir el Eje Cafetero decidimos alojarnos en dos alojamientos diferentes para descubrir un poco más lo que ofrece la zona. La primera noche la pasamos en el Hotel Hacienda Combia, donde al día siguiente hicimos el tour del café, que por cierto nos gustó mucho y aprendimos aún más. Nos hicieron sentir como niños porque es muy vivencial.

Al llegar a la Hacienda ya vimos que se encontraba en un lugar privilegiado con unas vistas preciosas. Se trata de una antigua finca cafetera transformada en hotel, por lo que conserva su estructura y decoración original. Nuestra sorpresa fue que nos subieron la categoría de la habitación y acabamos durmiendo en una mini villa privada con la infinity pool a pocos pasos. Las imágenes hablan por sí solas…

Las zonas comunes están muy bien cuidadas y es el típico hotel en el que te arrepientes de no quedarte más noches! Ver más del hotel aquí.

También tuvimos la suerte de probar la comida y tanto el trato recibido como la calidad de los platos fueron muy buenos.

Una cancelación en un vuelo hizo que perdiéramos la noche previa en Santa Marta, así que fuimos directamente al día siguiente a nuestro alojamiento en el Zaíno. Seguramente, si aún estáis montando vuestra ruta este nombre no os suene, pero es una de las entradas que existen para acceder al Tayrona, de ahí que escogiéramos un alojamiento cercano, para entrar a primera hora y al salir no tardar mucho en llegar al hotel.

Si echara marcha atrás me quedaría a dormir dentro del Parque del Tayrona una noche, porque creemos que tiene que ser una maravilla cuando se marchan la mayoría de turistas y lo puedes disfrutar con menos gente. Así que si aún estáis montando la ruta, tenedlo en cuenta.

Pero vamos a lo que vamos, porque si tenéis más días quizás os apetezca descubrir un poco más la zona después de visitar el Tayrona.

El Zaíno además de ser una de las entradas al Parque también se encuentra en la carretera que une Santa Marta con la Guajira, así que es de paso obligado si te diriges a esta zona.

Nosotros nos dejamos guiar por las opiniones de otros viajeros y acabamos reservando en booking en la Posada la Ofelia, porque por todo lo que leímos y los comentarios que hacían del anfitrión intuimos que era un lugar con una magia especial, y ya os aviso que no nos equivocamos, fueron dos noches donde se creó un ambiente muy especial.

La Posada la Ofelia es un alojamiento muy básico compuesto por una cabaña enorme de madera con diferentes habitaciones, rodeada de naturaleza y alejada de la civilización. Tan alejada que solo se puede acceder a pie por un camino de tierra de casi 1km, por eso si no vais con mochila o si os apetece un alojamiento con comodidades os decimos desde ya que no es lo que estáis buscando.

Pero si os apetece conocer a Javier, un personaje único que os hablará de la historia de Colombia en primera persona, que os preparará cenas increíbles y que compartirá con vosotros su casa y su visión tan mágica de la vida, este es vuestro lugar. Ver más sobre el hotel aquí.

Otro punto a favor es que Javier tiene una cabaña de madera en Playa Costeño, donde puedes ir a pasar el día.

Cuando ya piensas que ningún alojamiento puede sorprenderte llegas a Casa Loma Minca y flipas! Casa Loma se encuentra situada en lo alto de una colina a la que solo se puede llegar caminando después de un buen tramo de escaleras. Esto en principio se convierte en un inconveniente, pero al llegar arriba encuentras unas vistas panorámicas espectaculares de Minca y Santa Marta, sin contaminación acústica de vehículos y rodeados completamente de naturaleza.

En Casa Loma tuvimos la suerte de alojarnos en Casa Luna, una cabaña muy especial, apartada del resto de cabañas y mimetizada con la naturaleza Se trata de una cabaña semi abierta con unas vistas panorámicas de la selva de Minca. Con el baño y la ducha en el exterior. Y con una terraza privada donde contemplar el cielo por la noche y descansar. Creo que tardaremos en que otro alojamiento que nos sorprenda tanto.

Dentro del mismo recinto existen cabaña compartidas, otras cabañas privadas y zonas donde puedes dormir en hamacas, que se trata de la opción más económica.

La zona común, es un lugar ideal para conocer a otros viajeros. Además por las noche hacen conciertos al aire libre y actividades. Es un hotel muy respetuoso con el medio ambiente! La comida que sirven en su restaurante es solo vegetariana. Y no hay wifi con el objetivo de que los huéspedes desconecten! Ver más sobre el hotel aquí.

Aunque Cartagena tiene una gran oferta de alojamiento, es más caro que en otras zonas del país. A nosotros nos hacía ilusión alojarnos en una de esas calles llenas de color que tantas veces habíamos visto en fotos. Y lo conseguimos! Era salir de la puerta de nuestro hostal y la calle estaba llena de casas coloridas y flores. Ese es el verdadero encanto de Cartagena.

Otro punto a favor de este hostal, además del precio era que estaba cerca del casco antiguo, pero no en las calles más concurridas. Cartagena es una ciudad demasiado turística y hay calles por las que no puedes apenas caminar, así que agradecimos la tranquilidad que se respiraba.

Este hostal es básico, pero está reformado y las habitaciones son modernas y confortables. La habitación era grande y con una cama muy cómoda, con baño privado. Aunque se trata de un alojamiento bastante sencillo, en la entrada contaba con una pequeña cafetería donde preparan un café delicioso.

Además todo el personal del hotel fue muy amable con nosotros y nos ayudaron a organizar nuestros días en Cartagena.

Te entregan una botella reutilizaba al llegar y puedes rellenarla gratuitamente las veces que necesites. También tienen otro hostal muy mono en pleno centro, pero para nuestras fechas estaba todo reservado. Si le queréis echar un vistazo se llama El Barrio Hostal.

San Andrés fue un lugar de paso para nosotros, ya que hicimos escala de un día antes de volar a Providencia. Así que escogimos un alojamiento básico y barato cerca del aeropuerto, tan cerca que llegamos andando en unos 15min.

Es un alojamiento que no nos entusiasmó, ya que estaba apartado del centro y por la noche era una zona solitaria. Para una noche de tránsito no es mala opción, pero si tu objetivo es quedarte unos días en la isla creemos que puedes encontrar opciones mejores. Ver más sobre el hotel aquí.

Aunque nuestra opinión, es que San Andrés es una isla donde el turismo se les ha ido de las manos y está muy masificada. Están acabando con un verdadero paraíso. En un futuro esperamos que aprendan a regular el número de turistas, y que esto ayude a frenar el impacto que está teniendo en el entorno natural. Providencia en cambio, es una isla mucho más paradisiaca y poco turística, os la recomendamos mucho más.

El alojamiento en Providencia es más caro que en el resto de lugares que visitamos, ya que hay poca oferta y son pocos los turistas que llegan allí a diario. Hay unos pocos hotelazos sobre el mar con precios muy altos o pequeños hoteles familiares, pero cuesta encontrar un alojamiento intermedio. Si no queréis gastar mucho os recomendamos la segunda opción Nosotros tuvimos un problema, ya que el alojamiento que habíamos reservado tuvo que cerrar por problemas familiares y nos quedamos dos días antes de llegar a la isla sin saber dónde dormir.

En airbnb fue donde encontramos los precios más económicos para alojarnos. En la mayoría de casos son los mismos alojamientos que aparecen también en booking, así que os recomendamos que cuando fichéis uno que os guste, comparéis en cual os sale mejor de precio.

Como no queríamos gastar mucho dinero, acabamos reservando una habitación en una casa situada en el lado de este de la isla, a 15 minutos del aeropuerto. Como es una isla muy pequeña es fácil darle la vuelta e ir de un punto a otro.

Se trataba de una habitación muy básica con baño privado, y con una cocina privada en el exterior. Por lo que nos sentíamos como en nuestro propio apartamento, ya que el acceso era independiente al del resto de la casa. Ver más del hotel aquí.

Si no queréis gastar mucho dinero es una buena opción. Pero quizás mirando con tiempo encontráis alojamiento con mejor relación calidad-precio.

En Bogotá decidimos dormir en El Barrio de Chapinero, uno de lo más seguros de la ciudad y con una amplia oferta de ocio en los alrededores. Escogimos el hostels Chapinero Hills. Es un hostel con muy buen rollo y un gran número de viajeros de todas las partes del mundo. Muchos viajeros se alojan en la Candelaria, en el centro de la ciudad, pero como leído que no era de los más seguros por la noche decimos recorrerlo de día y por la noche movernos por zonas que nos dieran más seguridad.

Nosotros dormimos en una habitación doble con baño compartido. La habitación era grande y la cama muy cómoda. También tiene habitaciones compartidas. El hotel es muy moderno y confortable. Los espacios comunes son muy agradables.

Como veis nosotros nos hemos alojado desde hostels a hoteles de mayor categoría. El alojamiento es uno de los factores dentro de un viaje que más pueden aumentar o disminuir el presupuesto. Lo bueno de Colombia, es que encontraréis una oferta muy amplia, y cada persona puede elegir el tipo de alojamiento que mejor se adapte a su bolsillo y gustos.

Esperamos que este post os ayude y que Colombia os enamore tanto como a nosotros!

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Yo llevo ya muchos años con el ansia viajera en vena. Mi pregunta favorita es:

¿Dónde nos vamos? ...  

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